HISTORIA
La Revolución francesa fue un conflicto social y político,
con diversos periodos de violencia, que convulsionó Francia y por extensión de
sus implicaciones, a otras naciones de Europa que enfrentaban a partidarios y
opositores del sistema conocido como el Antiguo Régimen. Se inició con la
autoproclamación del Tercer Estado como Asamblea Nacional en 1789 y finalizó
con el golpe de estado de Napoleón Bonaparte en 1799.
Si bien, después de que la Primera República cayera tras el
golpe de Estado de Napoleón Bonaparte, la organización política de Francia
durante el siglo XIX osciló entre república, imde perio y monarquía
constitucional, lo cierto es que la revolución marcó el final definitivo del
feudalismo y del absolutismo en ese país, y dio a luz a un nuevo régimen donde
la burguesía, apoyada en ocasiones por las masas populares, se convirtió en la
fuerza política dominante en el país. La revolución socavó las bases del
sistema monárquico como tal, más allá de sus estertores, en la medida en que lo
derrocó con un discurso e iniciativas capaces de volverlo ilegítimo.
Según la historiografía clásica, la Revolución francesa
marca el inicio de la Edad Contemporánea al sentar las bases de la democracia
moderna, lo que la sitúa en el corazón del siglo XIX. Abrió nuevos horizontes
políticos basados en el principio de la soberanía popular, que será el motor de
las revoluciones de 1830, de 1848 y 1871.
Toma de la Bastilla, 14 de Julio de 1789
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