ANTECEDENTES

Los escritores ilustrados del siglo XVIII, filósofos, politólogos, científicos y economistas, denominados comúnmente philosophes, y a partir de 1751 los enciclopedistas, contribuyeron a minar las bases del Derecho Divino de los reyes. La filosofía de la 'Ilustración' ha desempeñado pues un rol significativo en el giro que tomaron estos eventos históricos pero su influencia debe relatarse de modo más matizado: acordarle demasiada importancia a los preceptos filosóficos nacidos durante ese siglo se revelaría como una carencia mayúscula de fidelidad historiográfica.
La corriente de pensamiento vigente en Francia era la Ilustración, cuyos principios se basaban en la razón, la igualdad y la libertad. La Ilustración había servido de impulso a las Trece Colonias norteamericanas para la independencia de su metrópolis europea. Tanto la influencia de la Ilustración como el ejemplo de los Estados Unidos sirvieron de «trampolín» ideológico para el inicio de la revolución en Francia.
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El antiguo régimen


Se denomina antiguo régimen al estado político, social y económico por el que atravesó Francia antes de la revolución. Dicho estado se caracterizó por el predominio del absolutismo real, así como de las injusticias, las desigualdades y los privilegios, que constituyeron, como ya dijímos, las causas verdaderas de la revolución francesa.
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En lo político

Francia se hallaba regida por una monarquía absoluta que gobernó con un poder ilimitado. El rey, que se creía designado por Dios para gobernar, procedía en forma arbitraria, pues no daba cuenta de sus actos a nadie; gastaba como y cuando quería las rentas del Estado; nombraba los funcionarios; declaraba la guerra y firmaba la paz; dictaba leyes; creaba impuestos y hasta podía disponer de los bienes de sus súbditos cuando así lo estimaba convenientemente. No había libertad individual, pues el soberano podía ordenar la detención de cualquier ciudadano sin causa justificada; tampoco existía libertad de conciencia y ningún libro ni periódico podía publicarse sino bajo el control de censura. Por otra parte, las leyes, que eran diversas, no se aplicaban por igual ni con el mismo rigor: así tenemos que por un mismo delito la pena no era la misma tratándose de un noble y de un labriego.

En lo social

La organización social de Francia estaba basada en la desigualdad y los privilegios. Se distinguían pues tres clases sociales, a saber: Clero, Nobleza Y Estado Llano siendo las dos primeras privilegiadas.

El clero

Era la primera clase social debido a su gran prestigio e influencia como a sus cuantiosas riquezas. Sus extensas propiedades abarcaban precisamente la cuarta parte de la superficie total de Francia, y, por otra parte, dicho patrimonio económico fue creciendo considerablemente gracias a los diezmos que aportaban los fieles como a la exoneración del pago de impuestos fijos de que disfrutaban. Se dividía en Alto y Bajo Clero. La mayor parte de las riquezas beneficiaban solo al Alto Clero formado por obispos y abades, quienes eran mayormente de origen noble y vivían en Versalles en la corte del Rey. El bajo Clero, formado por curas y vicarios, ejercía su misión en provincias, eran de modesta condición económica y procedían del Estado Llano, debido a ello, simpatizaron con la Revolución.

La nobleza

Los nobles formaban la segunda clase privilegiada de Francia; poseían grandes extensiones de tierra, y, asimismo, percibían de los campesinos que laboraban en ellas, los llamados derechos feudales; pagaban impuestos solo en determinados casos. Ocupaban los principales cargos en el gobierno y en la iglesia, así como en las fuerzas armadas. La nobleza se dividían en Gran Nobleza, que llevaba una vida de lujo, pompa y riquezas en el palacio de Versalles junto al rey, y la pequeña nobleza o nobleza de provincias. Esta última era de medianos recursos y residía en sus posesiones en contacto con el pueblo cuyas necesidades conocía y con cuyos ideales igualmente simpatizaba.

El Estado Llano

Estaba constituido por la población más numerosa de Francia, pero, a su vez, por la que menos privilegios y riquezas poseía. A la cabeza de esta clase social se hallaba la burguesía, formada por industriales, comerciantes y profesionales; quienes con el correr de los años, habían logrado conquistar una sólida situación económica y una vasta preparación cultural, que hizo de ellos, precisamente, los promotores de la revolución.
En grado inferior se hallaban los artesanos y los labriegos o campesinos, que llevaban una vida verdaderamente miserable, pues tenían que soportar pesadas cargas económicas impuestas por el gobierno, la iglesia y los nobles, tales como el pago de los diezmos al clero, el del censo y de otros tributos a los señores y al estado, quedándose con solo un 20 por ciento de la totalidad de sus ingresos. La burguesía fue la clase social que hizo la revolución. Se calcula que de la población de Francia (1789), estimaba en 23 millones de habitantes, solo 300 mil pertenecían a las clases privilegiadas (Clero y Nobleza).

En lo económico

Desde el punto de vista económico, la situación de Francia presentaba las características siguientes:
  • Monopolio de las riquezas, sobre todo de la tierra, en beneficio solamente del Clero y la Nobleza.
  • Pago de impuestos, como de otros gravámenes fiscales, exclusivamente por el tercer estado o estado llano.
  • Decadencia del comercio e industria, debido a la falta de medios de producción como a la existencia de trabas aduaneras internas que dificultaban el intercambio comercial. Se unían a tales causas: los reducidos salarios, como la falta de libertad para la agricultura, la industria y el comercio.
  • Excesivo derroche del dinero fiscal en el sostenimiento, principalmente, de la corte de Versalles.

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